La
fortaleza mental es uno de los requisitos más importantes y necesarios
en toda actividad deportiva. Sin esta, difícilmente podremos hablar de
un deportista exitoso a pesar de una buena técnica y preparación física y
mas bien lo haremos de un deportista promedio o de repente bueno, pero
que no llegará más allá o destacará. Este punto es definitivamente uno
de los fundamentales a trabajar en la preparación psicológica de todo
deportista en general, pero sobre todo en los competitivos y aún más,
los de élite y a su vez, es una de los más difíciles de lograr.
Es uno de los conceptos más utilizados
actualmente por periodistas, comentaristas u otros, sin embargo, es un
constructo psicológico mucho más complejo de lo que pudiera imaginarse y
es, además, uno de los puntos más difíciles de conseguir y consolidar
para los deportistas. La habilidad mental le puede permitir a un
deportista con menores aptitudes y capacidades físicas que su
contrincante lograr el triunfo.
Pero, ¿qué es la fortaleza mental? Esta se conforme de diferentes componentes, como son:
Autoestima: El deportista debe tener
consolidada una buena autoestima, sino cada derrota será vivida y
sentida como algo muy doloroso que atenta contra su ego (yo), lo que
podrá generar mucha rabia, enojo, frustración e incluso burnout
(fenómeno de saturación por el cual los deportistas pierden la diversión
en la práctica deportiva que puede ocasionar el abandono de la misma).
Una persona con una adecuada autoestima reconoce su valía pero, también,
sus defectos, se quiere tal y como es, aceptando sus virtudes y
defectos, sin que esto signifique que no trate de superarlos. Por esto,
el deportista debe tener la capacidad de separar su vida personal,
llámese amical, familiar, de pareja,
etc., de la deportiva. Muchos deportistas ante una derrota sienten que
no valen nada en ningún aspecto de su vida y esto no tiene asidero en la
realidad. Sienten mucha presión por los amigos, familiares, etc.,
sienten que los han decepcionado y a si mismos. Un deportista con una
adecuada autoestima sabrá equilibrar las cosas y verlas desde su justa
medida, sin engrandecer las victorias y derrotas. Poniendo las cosas en
el lugar adecuado, esto significa que su valía como persona no se ve
afectada por resultados deportivos, estos se pueden dar o no dar, pero
si se hizo lo que se tiene que hacer y se dio el máximo esfuerzo, no hay
nada que tenga que reprocharse, se debe seguir por ese camino, hasta
que el fruto madure y caiga. Roger Federer actual número 1 del
circuito de Tenis ATP, dice que cuando tenía 19 años lloraba cuando veía
a sus contemporáneos, Andy Roddick y Lleyton Hewitt (primeros del
ranking en esa época) tan alejados de él, pero él siguió trabajando,
confiando y perseverando en su trabajo y talento; a los 21 años llegó su
explosión, se convirtió y fue reconocido cómo un fenómeno de su
deporte, hasta ahora sigue siendo casi imbatible. De haber problemas en
esta área se deberá trabajarse con un psicólogo.
Autoconfianza: En realidad forma parte de
la autoestima, pero por motivos didácticos ha sido separada. La
confianza en sí mismo es vital para cualquier deportista, un deportista
con una pobre confianza, nunca podrá rendir su verdadero potencial. Un
elemento muy utilizado para alcanzar esto antes de las competencias son
los llamados rituales o "cábalas", la creencia de que un hecho acción
incrementa el rendimiento del atleta es real porque este lo cree así, es
un afecto placebo (uno cree que algo funciona y esa misma creencia hace
que funcione).
La confianza que se tenga en sí mismo es
determinante en el desempeño deportivo del atleta, esta capacidad debe
estar desarrollada de tal manera que no sólo se tenga confianza, sino
que pueda mantenerla o recuperarla a pesar de lo mal que le esté yendo
en la competencia o lo complicado de una situación adversa, debe siempre
creer en sí mismo y en sus posibilidades sin importar que tan
complicadas sean las circunstancias. No hay nada más seguro para
incrementar la confianza que los triunfos y para traerla abajo las
derrotas, por eso, el deportista debe trazarse pequeñas metas para tener
pequeños triunfos cada día.
En el desarrollo de esta habilidad el
entrenador cobra gran importancia porque es la persona en la cual el
deportista más confía y en quien más cree, por lo que él diga o deje de
decir cobrará mucha relevancia. Hay que recordar que se dice mucho no
sólo con las palabras sino con los gestos y actitudes y de esto tienen
que ser concientes los entrenadores para tenerlo en cuenta en el trabajo
con sus deportistas. De igual manera, esto se tiene que trabajar con el
psicólogo, que debe aconsejar y asesorar al entrenador para optimizar
el trabajo conjunto y, a su vez, hacerlo por separado con el deportista
que no tenga consolidada esta habilidad psicológica o que en un momento
determinado de su carrera vea disminuida su confianza.
"UNO ES LO QUE CREE QUE ES."
Tolerancia a la frustración: En este
punto tiene un valor muy importante la educación que se le ha dado de
chico al deportista, mientras más acostumbrado haya estado a que le
satisfagan sus caprichos y no se le haya fomentado la autonomía en sus
acciones, tendrá menos tolerancia a la frustración y eso se verá,
definitivamente, reflejado en su deporte. Esto sólo se podrá cambiar con
un buen entrenador, que sea conciente de esto con el apoyo y
asesoramiento de un psicólogo deportivo que lo ayude a trabajar el tema
con los padres. El tener chicos engreídos, caprichosos, acostumbrados a
recibir todo sin merecerlo, sólo originará hombres que no se hacen
responsables de sus acciones, deportistas que busquen excusas para sus
derrotas en vez de asumirlas como propias. Es lo que se conoce en
psicología como "locus de control", el deportista que atribuye sus
derrotas o, incluso, victorias a elementos ajenos a él tendrá un "locus
de control externo" mientras que el deportista que atribuya sus
victorias y derrotas a sí mismo, tendrá un "locus de control interno",
estas personas se hacen responsables de sus éxitos y derrotas lo que les
permite trabajar sobre estas. No hay deportistas exitosos que no tengan
esto, todo buen deportista asume con hidalguía sus victorias y
derrotas.
Y saben que de las derrotas es de lo que más
se aprende, no las ve como derrotas, sino como circunstancias que le
permiten darse cuenta de los puntos que reforzar o trabajar con más
fuerza, tanto en los entrenamientos como en las competencias, son
maneras de seguir aprendiendo y avanzando en su deporte.
Jimmy Connors (ex tenista), cuando perdía decía:
Perseverancia: Se debe tener una gran
capacidad de perseverancia en el deporte competitivo para soportar
largas, duras e intensas sesiones de entrenamiento, privaciones
(alimentación, diversión, fiestas, trasnochadas, etc.) y los sinsabores
de la vida competitiva en el deporte, derrotas con las que tiene que
lidiar para llegar a la cima, la incertidumbre de si podrá lograr sus
objetivos, etc. Una alta capacidad de perseverancia es fundamental para
los atletas que desean llegar a lo más alto, los atletas que tienen esta
capacidad intrínsecamente o trabajada adecuadamente con un psicólogo
deportivo, pueden perseverar en la lucha por la victoria hasta el último
momento, nunca dan nada por perdido, nada está dicho hasta que acaba el
partido, la contienda o el evento deportivo, perseveran en la lucha,
hasta el final, a pesar del cansancio, fatiga, dolor o cualquier
circunstancia que esté en contra de ellos (árbitros, clima, barra,
fatiga, etc.).
Diversión: La práctica deportiva tiene su
origen en la diversión, por eso un pequeño comienza a practicar
deporte, porque lo disfruta y eso hace que siga perseverando en el
mismo. Esto, muchas veces, comienza a desparecer en las competencias. Es
de recalcar como muchos deportistas cuando se les pregunta: ¿por qué
practican su deporte?, se olvidan completamente de lo más importante,
que debe ser: "PORQUE ME GUSTA Y LO DISFRUTO", muchas veces
olvidan algo tan básico como esto, porque han caído en un ritmo tan
fuerte de competencia y una competitividad tan alta, que ya ni saben por
qué lo hacen, sino simplemente lo hacen. Los deportistas exitosos no
olvidan esto y es mas, disfrutan más que nada las situaciones mayormente
difíciles y complicadas, lo que más gozan son las situaciones extremas,
saben y sienten que estas hacen brotar lo mejor de si, o competir
contra los mejores, eso los hace ser mejores. Un atleta que no se
divierta en su deporte no durará mucho en el circuito competitivo.
Por ejemplo André Agassi dice que contra
quien más disfrutaba jugar era contra Pete Sampras, se emocionaba
muchísimo, que ningún jugador lo hacía jugar como él, hacía que jugara
en otro nivel, adoraba esas situaciones, mientras otros deportistas
podrían enfrentarlo con miedo, él lo hacía feliz, ilusionado, ya que iba
a poder desplegar su mejor tenis e iba a llegar a otro nivel gracias a
su contrincante. Esa es la forma correcta de afrontar las competencias
deportivas, como se puede ver, en su mente no está el estrés y la
ansiedad por ganar, sino el disfrutar la competencia y ese es el camino
correcto para la victoria. La victoria es la consecuencia de disfrutar
lo
que se hace, es decir, un atleta gana porque se divierte y no como
creen algunos, se divierte porque gana.
Manejo de las emociones: Esto es muy
importante, el deportista no debe permitir que las emociones negativas
como el enojo, la frustración o la rabia se apoderen de él, porque, eso,
lo único que ocasionará es sacar al deportista de la competencia,
consumir sus energías y desenfocarlo o desconcentrarlo de la labor que
tiene que realizar. Todo deportista que se deje llevar por sus
emociones, verá afectado su desempeño y su concentración. Esto es algo
que le sucedía a André Agassi en sus inicios, ya que era un jugador muy
temperamental. Es importante controlar los nervios en los momentos
críticos y no permitir que aparezcan las emociones negativas,
manejarlas, retirarlas y mas bien, se debe buscar y promover las
emociones positivas. Esto es algo que muchas veces se les dificulta
bastante a los deportistas, pero por suerte hoy en día hay excelentes
especialistas y profesionales de la psicología deportiva que trabajan de
manera excelente estos aspectos.
Manejo de los pensamientos: La mente nos
habla constantemente, es por eso, que un deportista debe educar su mente
para que lo alimente de los pensamientos adecuados. El atleta necesita
pensamientos positivos y no negativos. El cuerpo hace lo que le mente
dice, si la mente dice "no puedes hacerlo", el deportista no lo va a
hacer, porque su mente le dice a su cuerpo que no es posible lograrlo,
pero si la mente dice: "tú puedes hacerlo", se incrementará el
rendimiento, alcanzando muchas veces mayor importancia y relevancia que
el aspecto técnico. El deportista juega como piensa, eso es lo que
permitirá rendimientos picos. El atleta que piense mal definitivamente
no obtendrá los resultados deseados, en cambio al pensar bien podrá
rendir de una manera mucho mejor.
Hay que hacer la salvedad de que esto, es un
aspecto más que hace la diferencia, pero de ninguna manera debe o puede
reemplazar el trabajo técnico, físico o nutricional.
El manejo de los pensamientos es, también, es
uno de los puntos más trabajados por la psicología deportiva aplicada y
si un atleta presenta problemas en esta área y desea mejorar, debe
buscar ayuda en un psicólogo deportivo.
"LA MENTE PRECEDE A LA ACCIÓN."
En el mundo del deporte de élite competitivo
encontramos diversos deportistas con clara y demostrada fortaleza mental
cómo son:
Lo bueno de la fortaleza mental, así como
todos los aspectos del trabajo psicológico con deportistas es que se
pueden trabajar, no es que uno dice: "lamentablemente no tengo esto y no
hay nada que hacer", no es así. Las habilidades mentales se trabajan y
se mejoran, así cómo se hace con la parte física, eso es lo bueno de la
psicología deportiva, que brinda soluciones reales y prácticas. Muchos
deportistas se han acercado a COD en busca de respuestas y soluciones a
problemas que han tenido por años, que no han permitido la explosión de
todo su potencial y realmente, no hay nada más gratificante que ver las
sonrisas en sus rostros y el alivio que sienten de no ser los únicos que
sufren esas dificultades, que tienen soluciones reales y concretas, que
se trabajan y cuando logran mejorar sus dificultades son los más
felices, no hay nada que haga más feliz a un deportista que poder
mejorar.