“Tengo
todo lo que quisiera tener cualquier persona y sin embargo no soy
feliz”, me dijo en la primera sesión. “¿Qué quiere decir tenerlo todo?”
Le pregunté. La respuesta quizá la podéis imaginar: un trabajo bien
pagado, una pareja a la que amo, un hijos maravillosos, un círculo de
amistades con quien pasar algunos ratos, un buen piso cerca del trabajo,
una segunda residencia, cada año dos o tres viajes a destinos más o
menos atractivos, resumiendo una vida envidiable para muchas personas.
Y teniendo todo esto, ¿por qué no es
feliz esta persona? Empecemos por desgranar la primera pregunta.
¿Cualquier persona quisiera tener todo esto? Quizá cualquiera no, es
cierto que muchas personas quisieran tener, y se pasan la vida luchando
para conseguirlo – no siempre con éxito -, la gran pregunta es: ¿Es
realmente eso lo que quiere esta persona?
Una vez más estamos ante una de las
cuestiones más importantes, a mi entender, de la vida de una persona.
¿Hacemos lo que realmente queremos? O seguimos la corriente de la
inercia, la costumbre y la tradición, haciendo las cosas “porque toca”,
“porque debe ser así” sin pararnos a pensar si es lo que realmente
queremos?
Hay momentos en nuestras vidas que nos
encontramos en una encrucijada y nos preguntamos qué camino debemos
seguir, nos bloqueamos y no sabemos hacia dónde ir. En momentos como
estos nos iría bien tener algo que nos ayude a decidir. A veces,
incluso, quisiéramos que alguien tomara la decisión por nosotros. Pues
bien, hay tres preguntas que nos podemos hacer para avanzar en el camino
de la decisión.
¿Qué es lo realmente importante para ti?
No se trata de hacer una lista muy larga. Se trata de pensar en aquellas
tres cosas que no querrías perder por nada del mundo, aquellas cosas
que dan sentido a tu vida.
¿Qué te da miedo? Te ayudará identificar
aquello realmente aterrador que te frena, porque el miedo te debilita ya
menudo magnifica las consecuencias. Piensa qué es lo peor que te puede
pasar a ti o a las personas importantes para ti – lo peor, peor -.
¿Qué te molesta? Todos tenemos
compromisos que nos impiden pensar en lo realmente importante, que nos
estorban. A menudo tenemos compromisos pendientes dando vueltas por
nuestra cabeza y no sabemos cómo liberarnos. Quizás no todos hay que
cumplirlos, revísalos.
En la mayoría de ocasiones te encontrarás ante seis posibles alternativas:
- Hacer algo que siempre has querido intentar.
- Lo que aparece en tus sueños más increíbles.
- Lo más sensato, lo que te recomendaría la gente que más valoras.
- Una opción nueva que nunca habías considerado.
- Volver atrás hasta un punto que te dé seguridad.
- Continuar tal y como estás.
Al final la decisión es tuya.